El Amen Corner de Augusta National: El rincón más temido del golf y la historia detrás de su leyenda

El término del temible «Amen Corner» fue acuñado por primera vez en 1958 por el periodista Herbert Warren Wind en Sports Illustrated

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El Amen Corner de Augusta National es uno de los rincones más icónicos del mundo del golf

¿Quién no ha oído hablar alguna vez del Amen Corner? ¿O quién no ha bromeado, jugando al golf, aludiendo a ciertos hoyos como el Amen Corner de nuestro campo? Lugares como La Trampa del Oso en el PGA National o el Nido de las Serpientes en el Innisbrook Resort evocan ese mismo espíritu desafiante. Pero ninguno como el original, el mítico y temido Amen Corner del Augusta National Golf Club.

Contrario a lo que muchos aficionados creen, el Amen Corner no está formado por tres hoyos completos

Contrario a lo que muchos aficionados creen, el Amen Corner no está formado por tres hoyos completos. En realidad, lo componen tres tramos muy concretos: el segundo golpe del hoyo 11, llamado White Dogwood; un par 4 de 505 yardas; el hoyo 12 completo, Golden Bell, un par 3 de apenas 155 yardas pero de una tensión insoportable; y los dos primeros golpes del hoyo 13, Azalea; un par 5 de 510 yardas en el que Seve Ballesteros dejó su huella imborrable en 1986 con un extraordinario eagle.

La historia cuenta que el término Amen Corner se utilizó por primera vez el 21 de abril de 1958 en un artículo de Herbert Warren Wind, reconocido periodista estadounidense especializado en golf; publicado en Sports Illustrated tras el Masters de ese año.

Veintiséis años después, en 1984, el propio Wind explicaba cómo se le ocurrió bautizar así ese tramo legendario de Augusta. Quería capturar la intensidad y dramatismo de esa zona con una expresión similar a las que se usan en otros deportes: como el Hot Corner en béisbol para la tercera base o el Coffin Corner en fútbol americano; esa peligrosa esquina del campo junto a la zona de anotación.

A lo largo de los años, el Amen Corner nos ha regalado momentos inolvidables, tanto de gloria como de tragedia. Si tuviéramos que destacar dos, uno sería el ya mencionado eagle de Seve, símbolo del genio y la valentía. El otro, en el extremo opuesto, lo protagonizó Jordan Spieth en 2016. Llegaba al tee del 12 con tres golpes de ventaja sobre Danny Willett y salió con uno de desventaja; tras enviar dos bolas al agua y firmar un doloroso cuádruplebogey (7) que le costó su segundo título en el Masters.

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