La mayoría de los ‘amateur’ reponen sus ‘chuletas’. Es una afirmación desde un pensamiento positivo. Es cierto. Pero no es menos verdad que una vez repuestos esos trozos de hierba, que vuelan tras dar un golpe en la calle, muchas veces se secan.
La reposición, pues, no ha valido para nada. Vemos muchas chuletas repuestas y secas, que lamentablemente ‘conviven’ con otras huellas de los que no se han entretenido en reponer la suya. Éstos, sobre todo, y los anteriores deberían saber algunas cuestiones de interés sobre este asunto de la hierba, las chuletas y lo que sufre un campo de golf.
Lo que nunca se recuerda al reponer la chuleta
Reponer una chuleta requiere cierta maña. No se trata de recuperar el trozo, tapar la herida y ya está. No. Cuando la chuleta se recupera entera o en trozos sueltos, conviene ponerlos en el sentido que tenían. A continuación se pisan con firmeza para que se integren en el lugar del que salieron. Una chuleta colocada pero sin pisar se secará por falta de humedad, mientras que bien pisada, recibirá humedad por capilaridad y recuperará en el acto.
Una chuleta no repuesta tarda de dos a tres semanas en recuperar.
Pero a veces, las chuletas se deshacen o son irrecuperables. Cuando esto ocurre, el jugador debe hacer algo tan sencillo como aproximar los bordes hacia el interior de la chuleta, bien con el palo que efectuó el golpe o con ligeras pisadas en los bordes, desplazando el césped hacia el interior. Los tacos del zapato ayudan a desplazar el césped.
Una chuleta reparada, recupera en menos de una semana.
La reparación de las comentadas ‘chuletas’ es un deber importante para todo golfista, amateur o profesional. Ahora bien, no siempre es una necesidad pues depende del tipo de césped y de la época del año. Pero a menos que esté seguro de esta última cuestión, conviene que repare siempre sus ‘chuletas’.
Nota: Algunos datos han sido recogidos de la revista AsturGolf.