Europa vuelve a tener bajo su bota al golf estadounidense. Hace un año ocurrió con la Ryder Cup y con el liderazgo de Rory McIlroy. Ahora ha sido posible gracias al equipo de la Solheim Cup y al sueco Henrik Stenson, que ha rematado a lo Cristiano Ronaldo el final de campaña en la FedEx Cup.
Stenson, aunque nórdico, lleva sangre caliente en sus venas. En sus 37 años y 14 como profesional ha ocurrido de todo, desde paladear el dulce sabor del éxito hasta bajar al sótano de la frustración (a comienzos de 2012 cayó del quinto puesto al 230 en el ránking mundial) con el que este deporte amenaza de manera constante o jugar en calzoncillos en una ronda del WGC-CA Championship en 2009.
Tras ganar el The Tour y la ‘pasta gansa’ de la FedEx Cup, sorprendieron sus declaraciones. “He vuelto de bajones dos veces en mi carrera y esto demuestra que uno nunca debe darse por vencido”, admitió en la sala de prensa con el trofeo que creo más difícil de conquistar (ver el cuadro adjunto sobre el historial de Stenson en el ránking mundial)
Stenson ha sido de esos jugadores capaz de ‘invertir’ para salir del agujero. Su equipo, y con el que ha logrado pisar la cima del golf, está compuesto por ocho personas, como informó muy acertadamente ‘opengolf.es’ (lea la noticia). A su espalda, Stenson lleva un equipazo, que desde luego es como una empresa cuyos dividendos se reparten en función de los ‘putts’ que Henrik pueda embocar.
La maquinaria, la empresa, ha funcionado y, por tanto, ha echo una gran facturación en este 2013. Stenson es el ejemplo del golf moderno, técnico, sofisticado y lejos de toda improvisación, aunque él, el nórdico caliente, a veces se pase de la raya: en dos semanas ha destrozado un ‘driver’, una taquilla del vestuario y ha salido a jugar con 13 palos por dañar una madera en la cancha de prácticas.
En el Castellón Masters, que vino invitado por su amigo Sergio García, aún recuerdan los aficionados cómo destrozó la cabeza de un ‘driver‘ tras un penoso golpe desde el ‘tee’ en el Club del Mediterráneo. La rubia Funny Suneson, entonces su ‘caddie’, recogió la cabeza del palo, la guardó en la bolsa, y siguió caminando como si el hecho, por frecuente, fuera parte de lo cotidiano.
Así se las gastan algunos campeones. Menos mal que Stenson, en su equipo, tiene un psicólogo y, para sus finanzas, un experto financiero.
Autor: Toni Tomas Redactor Agencia EFE