Ni canguro ni cocodrilo. La tradicional cena de campeones que se viene celebrando todos los martes en la semana del torneo desde principio de los años 50 en el Augusta National no deparó demasiadas sorpresas. Los productos exóticos quedaron apartados para centrarse en la cocina australiana donde el anfitrión, Adam Scott, agasajó a los Maestros campeones entre los que se encontraba José María Olazábal.
El plato principal se basó en un crustáceo denominado Moreton Bay Bug, una pequeña langosta de cabeza plana traída expresamente desde Brisbane. «No quise escoger nada demasiado exótico como canguro y cocodrilo, porque no creo que ninguno de los chicos lo agradecerían», declaró el primer australiano en vestir una Chaqueta Verde.
De postre el aussie eligió una receta elaborada a base de fruta de textura similar a un merengue. A diferencia de otros anfitriones, Scott guardó celosamente el menú y hasta el mismo momento de servirlo nadie supo su composición. «Me hubiese encantado haber servido algunos pasteles de carne en el cóctel, pero no pudo ser», añadió Scott.
La tradición dice que el menú lo establece el campeón de la edición anterior que además corre con la cuenta. Degustar la cena no es de obligado cumplimiento, en caso de que algún invitado no la quisiera siempre les queda la opción de pedir un menú tradicional de pollo, carne y pescado.