Tras ser número uno del mundo en agosto de 2012, antes de que Rory McIlroy le alcanzara, Luke Donald comenzó una caída libre que le llevó a estar fuera de los treinta primeros del ranking, así como de la última Ryder Cup disputada en Gleneagles.
Su descenso coincidió con su decisión de cambiar a su entrenador de swing. Donald sustituyó a Pat Goss por Chuck Cook para mejorar su movimiento de golpeo, pero el cambio no funcionó, algo de lo que el británico se dio cuenta a mitad de 2014.
Y es que Donald, aunque le gustaba lo que estaba haciendo, sentía que su “adn de jugador” no le permitía aplicar los cambios. “Creo que me pasé tanto tiempo y dediqué tanto esfuerzo a poner en práctica lo que él –Cook- quería que hiciera que me alejé de algunos de mis puntos fuertes”, sostiene el inglés.
“Estaba esforzándome tanto en el swing, que no estaba trabajando tan duro en el juego corto”, prosigue el jugador.
Donald se encuentra ahora disputando el Sony Open en Honolulu. Sobre su decisión de no acudir a torneos de Oriente Medio, como el que se celebra simultáneamente en Abu Dhabi, el británico ha comentado que “en los últimos años he estado jugando allí, y es una decisión difícil, al no acudir a algunos eventos como miembro del European Tour”. Por ello, Donald se ha inclinado por jugar en Hawai, donde tuvo “algún éxito” en el pasado.