Cómo pasa el tiempo. Esta semana se cumplen diez meses desde que se produjera la ruptura sentimental entre el número uno mundial, Rory McIlroy, y la tenista danesa Caroline Wozniacki. Todo habría quedado en una mera efemérides si no llega a ser porque hace unos días el golfista irlandés comentaba a los medios que el gimnasio había tenido una gran importancia en su vida, una vez que concluyó la relación con la tenista.
Ahora es el turno de Wozniacki, que en una larga entrevista concedida a The Independent, confiesa que ha “crecido mucho” desde que Rory la dejara. Las rencillas entre los dos parecen palpables.
“Tenía todo planeado hasta ese momento. Había tenido una gran carrera, me iba a casar e intentaría formar una familia. Todo parecía genial. Realmente no había nada que pudiera dañarme. Era muy feliz. Sin embargo, sucedió de repente algo que no esperaba. El mundo se dio la vuelta en cuestión de segundos. Sientes como que alguien cercano a ti ha muerto”, comentó la tenista. McIlroy decidió poner fin a la relación con una llamada telefónica –varios días después de enviar las invitaciones de la boda, que estaba fechada para noviembre– y, desde ese día, no ha vuelto a hablar con la jugadora escandinava.
Por suerte, en los días posteriores a la ruptura estuvo acompañada de amigos y familiares, que no dudaron en ofrecerle toda la ayuda posible, “Atravesé un bache en mi juego –perdió en primera ronda del Roland Garros–, pero con la ayuda de mi padre y Serena Williams todo fue un poco más fácil”.
Hace ya tiempo que no derrama ni una lágrima por el norirlandés, porque ahora se siente “fuerte”. “Esta experiencia me ha hecho aprender muchas cosas. Ahora me conozco más a mí misma y sé que dispongo del valor necesario para conseguir lo que me proponga”. La última declaración de intenciones sobre la nueva Wozniacki llegó hace apenas un mes con el posado de trajes de baño para Sports Illustrated, cuyas fotografías define como “geniales”. “En realidad es algo que siempre he querido hacer. Me sentí muy cómoda”.