Rory McIlroy no se toma a broma ningún torneo. Él sigue a rajatabla todas las consignas que lleva aprendidas desde que era un niño y soñaba con dar caza a Tiger. Trabajo, trabajo y trabajo. Así, no es raro encontrarlo desde bien temprano en el campo de prácticas ensayando los driver, los putt o los golpes de approach. Cuesta mucho llegar a ser el número uno mundial, pero cuesta más mantener en el tiempo esa posición. Esto es un día normal en la vida del norirlandés.





