A punto de cumplirse una semana desde que Rickie Fowler se alzara con The PLAYERS vamos conociendo detalles de cómo se fraguó la victoria del norteamericano. Hoy hemos sabido que uno de los grandes ases en la manga que usó el golfista para completar el domingo de récord que lo catapultó a la victoria fue conseguir que alguien reparara su hierro 8.
Puede parecer una tontería, pero nada más lejos de la realidad. Ben Schomin es el protagonista de esta historia. A buen seguro no lo conocerán, porque ni es el caddie de Fowler ni su agente. Se trata de un representante de palos de golf que, después de pasar el sábado en una boda en California, cogió el avión por la noche para poderle reparar el hierro 8 al golfista.
Rickie Fowler se encontraba en la calle del hoyo 11 cuando consultó con un funcionario del circuito si podía utilizar el móvil para un caso como el que le terminaba de ocurrir. Acababa de golpear con su hierro 8 la raíz de un árbol –al estilo de lo que le sucedió a Tiger en Augusta– y había roto la caña del palo. Tras asegurarse de que podía utilizar el móvil, éste mandó dos mensajes a Schomin en los que le comentaba lo ocurrido. Y en cuanto el representante de Cobra le confirmó la disponibilidad, Fowler le reservó un vuelo para esa misma noche destino TPC Sawgrass.
Schomin llegó al campo alrededor de las 10,30 horas del domingo. No le dolió que el único asiento libre del vuelo que acababa de tomar estuviera en primera clase. Tras saludar al golfista y coger el palo comprobó que, en efecto, la caña estaba rota, pero era el único daño que había sufrido su herramienta de trabajo. La cabeza, pese a tener savia del árbol y de corteza en la cara, no estaba ni torcida ni abollada. Toda una suerte para Fowler, que vio como Schomin obraba el milagro y le volvía a entregar el palo en perfectas condiciones.
El final de la historia ya lo conocen. El domingo se saldó con un -5 para el californiano, que acabó llevándose la victoria en el playoff frente a su compatriota Kevin Kisner y el castellonense Sergio García. Haciendo cálculos puede ser que el costo total del nuevo palo de Fowler ascendiera a unos 1500 dólares (vuelo de Schomin en primera clase incluido), minucias para la bolsa total de un millón ochocientos mil dólares que se adjudicó el deportista con su victoria.