¿Se imaginan lo que sería que el golf volviera a una cita olímpica un siglo después y que en ésta no estuviera uno de los mejores jugadores de la historia? A día de hoy esa posibilidad parece real. Y es que Tiger Woods, colocado actualmente el número 172 del ranking mundial, no tendría derecho a poder participar en Río de Janeiro 2016 si se cerrase hoy la clasificación.
Pero aquí no acaba todo. Junto a él, golfistas de la talla de Phil Mickelson o Lee Westwood tampoco estarían sobre la hierba de Marapendi en agosto del próximo año. Por suerte, todavía restan trece meses para arreglar el desaguisado.
El domingo previo al British Open del próximo año es la fecha tope. Éste es el día en el que quedarán inscritos los golfistas para los Juegos Olímpicos. 60 jugadores de todo el mundo pelearán por la medalla de oro en el país carioca, los 60 mejores del mundo en función de la clasificación en esos momentos.
Clasificarán los 15 primeros del ranking con un límite de 4 por país y, a partir de ahí, los 45 restantes con un máximo de dos golfistas por nacionalidad. Esto quiere decir, por ejemplo, que Dustin Johnson, a día de hoy, estaría fuera de Rio pese a ser el décimo golfista del mundo. ¿Curioso, no?
¿Y esto qué tiene que ver con Tiger? Pues que podría darse la circunstancia de que, ni tan siquiera saliendo victorioso en dos de los cinco Majors que restan de aquí al 10 de julio de 2016, Woods pudiera estar presente en los Juegos Olímpicos. Y es que bajo estos requisitos golfistas como Dustin Johnson, Patrick Reed, Phil Mickelson, Lee Westwood, Jamie Donaldson; o las estrellas británicas emergentes como Danny Willett o Tommy Fleetwood se quedarían fuera del evento.
No contenta a muchos el sistema de inscripción, sobre todo por el hecho de que el mismo concluya una semana antes del comienzo del British Open. Imagínense por un momento que el ganador de este torneo –uno de los que más repercusión tiene a ambos lados del charco– no fuera uno de los clasificados para Río. ¿Injusto, verdad? Eso mismo piensan multitud de personas, que afirman que retrasar una semana el papeleo tampoco les hubiera supuesto tanto jaleo.