Tiger Woods lo volvió a hacer. El golfista norteamericano completó la primera jornada del US Open en 80 golpes, algo que se está convirtiendo en la tónica habitual de los últimos torneos. El californiano no levanta cabeza, la gran prueba de ello es su 2015. Entre 1996 y 2014 Woods disputó un total de 1107 eventos, en los que sólo en una ocasión se fue más allá de los 80 golpes. Pues bien, en esta temporada ya ha triplicado ese número.
El jueves se cumplían quince años desde aquel día que Tiger maravilló al mundo entero proclamándose campeón del US Open con una ventaja de 15 golpes sobre Ernie Els y Miguel Ángel Jiménez. Seguro que se le pasó por la cabeza cuando, a punto de finalizar su ronda, dejó la bola clavada en el búnker más profundo de todo Chambers Bay. “Quién me ha visto y quién me ve”, debió pensar el norteamericano, que deja a los espectadores con la incógnita de cuánto tiempo van a poder seguir viéndole sobre los greenes del circuito profesional.
Antes de la ronda de ayer, sus peores 18 en el US Open los había completado en 77 –año en el que participó como amateur–, un resultado que haría bueno el conseguido ayer, donde tuvo que convivir con la frustración de ver cómo un chico de 15 años llamado Cole Hammer clasificara mejor que él.
“No estoy feliz, eso es bastante evidente”, afirmó Woods ante los medios de comunicación una vez que finalizó su ronda. “Ha sido un día duro. Se torció desde el inicio y después me resultó imposible poderle dar la vuelta. Estoy trabajando tan duro como puedo, pero no es suficiente para tener la consistencia que debería. Mis sensaciones son que, a pesar de luchar duro, he tenido un mal resultado”, concluyó el ex número uno mundial y ganador de 14 Majors que, pese a esto, tuvo tiempo de bromear con los periodistas acerca de la jornada de Fowler: “El lado positivo es que, por lo menos, he podido patear el trasero de Rickie”.
Tiger Woods saldrá hoy en el grupo 18 del día junto a Rickie Fowler y el sudafricano Louis Oosthuizen a las 17:28 hora española. El estadounidense intentará, al menos, irse con un buen sabor de boca de Chambers Bay, que ha visto como, en esta ocasión, le ha ganado la partida.