Domingo, 18 de julio de 1999, 128º The Open Championship. Amanecía en el recorrido de Carnoustie con un claro aspirante al título, el francés Jean Van de Velde. Al par del campo dominaba el Abierto Británico con cinco golpes de ventaja (213) sobre el estadounidense Justin Leonard y el australiano Craig Parry (218). Llegados al hoyo 18 la ventaja del francés se había reducido a tres sobre el mismo Justin Leonard y el escocés Paul Lawrie que esperaba en Casa Club tras unos más que excelentes 67 golpes.
La salida de Van de Velde desde el tee con el driver no encontró calle y a punto estuvo de alcanzar el agua. La clave estuvo en el segundo golpe cuando su bola que casi se marcha fuera de límites rebotó en una de las gradas yéndose a parar al rough alto.
A partir de ahí la tragedia, posiblemente la mayor tragedia en el mundo del golf. El tercer golpe se fue al agua tras un mal approach desde ese profundo rough. La impotencia y desesperación de Van de Velde quedó reflejada en su cara cuando se metió dentro del agua después de descalzarse, quitarse los calcetines, remangarse los pantalones y observar la bola, en ese momento se dio cuenta de la cruda realidad.
Pero todavía quedaba una esperanza, si dropaba, jugaba su quinto golpe y metía el putt podía ganar, pero eso no sucedió. El approach de su quinto golpe se marchó a la arena sin lograr coger green en una bandera ajustada y difícil como es lógico en un último día de Major. Desde el bunker sacó la bola dejándola a unos tres del agujero, metió el putt y forzó el desempate.
Se jugaron cuatro hoyos de PlayOff entre Van de Velde, Leonard y Lawrie en el tramo comprendido entre el 15 y el 18. El escocés acabó al par, mientras que el estadounidense y el francés terminaron con +3. La tragedia se había consumado.
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