Es complicado recordar una mala ronda del texano durante este curso. Más difícil incluso es buscar un torneo en el que no le haya salido nada. Salidas desde el tee que no encuentran calle, golpes de approach que se quedan muy lejos de la posición de bandera, putts desde corta distancia que esquivan el agujero…
En The Barclays fuimos testigos de dos de las peores jornadas del golfista de Dallas desde que se convirtió en profesional. 36 hoyos horribles que le costaron el primer puesto de la clasificación mundial que tanto esfuerzo le había costado conseguir. Necesitaba finalizar entre los 14 primeros para retener el cetro mundial, pero lo único que consiguió con su +7 fue devolverle la corona a Rory McIlroy.
Después de varios días de reflexión, muchos intentan dotar de explicación a un hecho difícil de creer: dos jornadas seguidas de Spieth por encima del par. Y parece que han encontrado la explicación final: los palos.
Muchos no se percataron de este hecho, pero el jugador de 22 años eligió esta pasada semana para cambiar sus tradicionales hierros Titleist 714 AP2 por unos hierros 716 AP2 que no se encuentran disponibles para el público en general. Con ellos, el estadounidense firmó 74 golpes el jueves y 73 el viernes en el par 70 de Plainfield. Escaso bagaje para el que muchos apuntan como uno de los deportistas que revolucionará este deporte en los próximos años.
Además, se da la casualidad de que a Rory McIlroy ya le pasó algo parecido hace unos años, cuando pasó de golpear con Titleist a hacerlo con Nike. El norirlandés entró en la peor crisis de juego desde que comenzó su andadura en el circuito norteamericano. Poco a poco fue recuperando sensaciones, hasta convertirlo en el mejor golfista del planeta.
Spieth está ahora en esa fase de asimilación, y pasará algo de tiempo hasta recuperar su mejor forma, según apuntan los expertos. Esta semana tendremos la oportunidad de verlo nuevamente sobre la hierba del TPC Boston de Norton (Massachusetts) en el Deutsche Bank Championship, segundo evento de los PlayOff de la FedEx Cup, evento al que ya asistirá McIlroy. Veremos si su hambre por el número uno le hacen competir de otra manera.