Como el ying y el yang. Así es como se presentan los Juegos Olímpicos para Jordan Spieth y Adam Scott. Ambos jugadores, que empataron con siete bajo par en la segunda posición del Open de Australia de la semana pasada, tienen conceptos distintos de lo que supone la vuelta del golf a la competición deportiva por excelencia después de más de cien años de ausencia. De hecho, lo único en que coinciden es que un torneo por equipos hubiese estado mejor que una competición individual.
Para Jordan Spieth viajar a Brasil el próximo mes de agosto es una prioridad. “A menos que sufra una lesión o no consiga clasificarme intentaré estar en Río de Janeiro por todos los medios. Desde que tuve constancia de que el golf volvía a unos Juegos Olímpicos supe que debía trabajar para estar ahí. El simple hecho de participar en la ceremonia de apertura y poder compartir momentos con tantos atletas en la villa olímpica es un sueño hecho realidad”.
El texano, que intentará igualar esta temporada los dos Majors conseguidos el pasado curso, salió como pudo de la complicada cuestión que le plantearon los periodistas: “Si pudieses elegir qué ganar en 2016, ¿con qué te quedas? ¿Otra Chaqueta Verde, otro Wanamaker, la Jarra de Clarete, el PGA Championship o una medalla de oro?”. “Bien –contestó Spieth-, no se trata de elegir si quiero un Grande o una medalla, vamos a preparar los Juegos como si fuera un quinto Grande e intentaremos llegar con las mayores garantías de éxito”.
Por su parte, Adam Scott se reafirmó en sus palabras de hace unas semanas, cuando comentó que “pasaba” olímpicamente –nunca mejor dicho- de la cita en Río. “Fui muy abierto y franco cuando dije que Marapendi no estaba dentro de mi agenda, que se basa en los cuatro Grandes. Si surge la oportunidad de ir, bien. Si no voy tampoco pasa nada. Algo de tiempo libre me vendrá bien en pleno agosto”. Además, el golfista australiano tuvo ocasión de criticar el sistema ideado para el evento carioca. “¿Un torneo medal play a 72 hoyos? Podrían haber sido algo más originales”.