Seguramente las palabras de Rory McIlroy no han afectado lo más mínimo a Jordan Spieth. El golfista norirlandés quiso dar un aviso a navegantes durante la semana pasada recordando que, estadísticamente, un jugador que acaba de conseguir dos Majors tiene ante sí una temporada complicada –tan sólo Tiger Woods volvió a conseguir dos Grandes tras un curso plagado de éxitos-.
A esto habría que sumarle que 2015 fue el año del descubrimiento del jugador texano, que venció en Augusta y en el US Open, además de alzarse con su primera FedEx Cup. Casi 23 millones de dólares recogió el deportista de Dallas en sus primeros meses como superestrella de este deporte, una cifra que tardará tiempo en volverse a repetir.
Pues bien, el día de Nochevieja Spieth quiso mandar un mensaje a todos sus seguidores en las redes sociales. Sí, también a sus detractores, esos que piensan que cualquier parecido que pueda haber en 2016 con respecto a los resultados del año pasado será pura coincidencia. Además, el actual número uno del mundo lo hizo con un peculiar sentido del humor y con una gran fuerza, mostrando una doble cara en los dos mensajes que publicó en Twitter.
Y es que el golfista de 22 años empezó escribiendo un ingenuo “ojalá este año no acabara nunca…” para terminar, media hora después con un “…pero ya que estamos en 2016 espero que sea un gran año para todos”, demostrando que no tiene miedo a enfrentarse a los números y, dicho sea de paso, a la historia.
Con que consiga en esta temporada la mitad de éxitos que la pasada, ya sería digno de mención.