El neozelandés aprovechó el bajón de Rickie Fowler (-10) en la tercera jornada y dio un paso de gigante para la consecución del que sería su segundo título en el PGA Tour tras el Greenbrier Classic del pasado mes de junio.
Sus cuatro golpes bajo el par del campo en la ronda de hoy le han posibilitado coger un colchón de tres impactos respecto al norteamericano y al japonés Hideki Matsuyama (-10). Aunque podía haber ido mucho mejor para el oceánico.
Y es que el resultado de -4 en el día ya campeaba en su marcador al término de los 9 primeros hoyos, lo que inclinó a muchos a pensar que una segunda vuelta por los mismos derroteros podía dejar prácticamente sentenciado el evento. Pero nada más lejos de la realidad. Danny Lee (-13) no pudo pasar del par del campo en las últimas banderas de su recorrido –en las que firmó dos birdies y dos bogeys- y dejó abierta una pequeña puerta de cara al domingo.
Una posibilidad que seguro intentarán aprovechar, además de los citados Fowler y Matsuyama, los estadounidenses Bryce Molder y Boo Weekley (-9 cada uno), quienes firmaron dos de las mejores tarjetas del día e iniciarán los hoyos finales en uno de los últimos partidos de la jornada, un encuentro en el que también participará, para regocijo de los aficionados de este deporte, Phil Mickelson.
El jugador de San Diego, a pesar de ser abucheado por las gradas en el par 3 del 16 tras enviar directamente la bola al bunker, cuajó una ronda inmaculada –seis birdies sin fallo- y se ha ganado el honor de pelear hasta el final por el trofeo.
James Hahn (-7), hasta ayer líder en solitario del campeonato, se dejó en la parte final de su vuelta cualquier posibilidad de victoria después de firmar dos birdies, dos bogeys y dos doblebogeys. Una montaña rusa de sensaciones que le han hecho marcharse a Casa Club con un +3 y situarse a seis golpes de Lee, una distancia prácticamente insalvable a tenor de lo visto hoy sobre la hierba del TPC Scottsdale.