Aquella proeza conseguida en 1978 por Seve Ballesteros, como fue el alcanzar el green desde el tee en el icónico hoyo 10 del recorrido Brabazon de The Belfry mientras jugaba contra Nick Faldo en la Hennessy Cup de aquel año desde 281 yardas, 257 metros, era considerado improbable para los más viejos del lugar cuando todavía se jugaba con aquellos drivers con cabeza de persimmon. Para ello, el Genio de Pedreña tuvo que volar el obstáculo de agua y salvar los árboles que protegen el green, un golpazo, con el que dejaba la bola a menos de dos metros y medio, que no nos cansamos de ver y que es recordado con una placa en su honor.
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