A las dos y diez de la madrugada del 7 de mayo de 2011 los relojes se detuvieron en todo un país. Seve Ballesteros, “el golfista de los ardientes ojos” que tanto había dado al deporte de un pequeño territorio como el nuestro nos dejaba muy pronto debido a una enfermedad contra la que nunca se cansó de luchar. Siete años han pasado desde entonces y no hay día que no recordemos su figura, su inigualable carácter y un palmarés que le hacen estar entre los más grandes de este deporte.
Y es que su legado es, de momento, imposible de alcanzar por golfista español alguno. 2 Masters de Augusta, 3 Abiertos Británicos, 5 Ryder Cups, 5 Campeonatos del Mundo Match Play, 2 Copas Mundiales con España, 6 Órdenes de Mérito en el European Tour, 50 títulos en el European Tour, 9 en el PGA… Palabras mayores para uno de los grandes talentos que ha dado España a lo largo de toda la historia.
No lo decimos solo nosotros. Sin ir más lejos en 2008 The Times le incluyó en el primer puesto de una lista titulada “atletas que cambiaron nuestra manera de vivir el deporte”. E incluso Lauren St John, su biógrafo, dijo de él que “convirtió el golf en puro teatro, en puro arte”.
Porque nunca rehuyó de sus orígenes, de su pequeña Pedreña que tanto quería. De su Cantabria, que declaró tres días de luto oficial en cuanto se dio a conocer la noticia. De su España, a la que tantas y tantas veces representó en una y otra parte del mundo. E incluso de Europa, en la que se mostró como una de las piezas fundamentales para entender la Ryder tal y como la conocemos hoy.
Por todo esto no podemos pasar el día sin volver a recordarle. Porque solo muere quien cae en el olvido y nosotros nunca le vamos a olvidar. Allá donde estés no te olvidamos, Maestro.