Tres minutos fue lo que necesitó Gareth Bale desde que sustituyó a Isco en la segunda parte del Real Madrid–Liverpool, para poner patas arriba la final de la Champions League con un gol que pasará a la historia por su belleza y espectacularidad. El galés aprovechó un centro de Marcelo con el que cazó el balón en el aire, marcándose una chilena para anotar un gol por la escuadra a la altura del de Ronaldo en Turín hace unas pocas semanas o el de Zidane en Glasgow de 2002. Por cierto no se pierdan la narración del gol y, por supuesto, la celebración del galés.