Longitud Oeste 0º46’02” y Latitud Norte 38º20’48”. Esta es la ubicación geográfica de Aspe, pueblo situado en el Medio Vinalopó y que desde hace siglos ha visto cómo su propia historia ha ido transformando su identidad e importancia. La playa más cercana se encuentra a unos 20 kilómetros, al igual que el aeropuerto internacional de Alicante–Elche, que todos los años recibe a más de 13 millones de pasajeros, la mayoría turistas tanto nacionales como extranjeros ávidos de encontrar en la Costa Blanca su merecido descanso y/o diversión.
No es por lo tanto de extrañar que Aspe, al igual que lo han hecho la mayoría de los municipios del Vinalopó, se ha esforzado en los últimos tiempos en sacarle brillo a sus tradiciones, historia y gastronomía, sumándose así a la fiesta del turismo.
Y visitar Aspe es desde luego una fiesta ya que los responsables del turismo del ayuntamiento aspense han ideado unas rutas teatralizadas en las que el visitante es guiado a través de los lugares más emblemáticos por varios actores que de una forma amena y coloquial les transporta en la historia de la localidad.
Todo comienza con la irrupción entre el grupo de visitantes, del pregonero de Aspe, que busca desesperadamente unos documentos “que cudiao, son de extrema importancia”, vocifera sin rubor. Y a partir de este momento puede ocurrir “cualquier cosa”, así que “por orden de la señora alcaldesa se hace saber…….” Y así discurren las próximas dos horas.
La historia comienza en la Plaza Mayor, frente al ayuntamiento y al escudo de la ciudad en el que podemos ver tres torres, que representan los tres castillos de Aspe, las letras A y S sobre un campo de amapolas, una P sobre un monte y unas líneas que simbolizan el río Tarafa, afluente del Vinalopó, que ya desde la Edad de Bronce supuso el gran atractivo para los pobladores de la zona. Un aliciente que fue creciendo con los siglos y apreciado por los diferentes pueblos que habitaron la zona.
Aspe fue siempre un lugar considerado y bien comunicado desde la antigüedad. De hecho su antiguo emplazamiento, Aspis, fue una de las posadas de la Vía Augusta Romana. También era el paso natural de la costa al interior del país y un cruce de caminos entre Valencia y las tierras del sur. Los musulmanes por su parte, que ocuparon estas tierras en el siglo VIII y durante cien años, supieron sacar provecho del agua convirtiendo el campo en uno de los más fértiles de la zona.
Hoy en día la gran estrella del Valle del Vinalopó es la uva de mesa, la que nos acompaña todos los años en las doce campanadas del año nuevo. Pero hay también un nuevo reto turístico emergente que nos lleva a algunos de los grandes nombres de la cultura española como el pintor Vicente Pastor Calpena, nombrado mejor acuarelista de España en 1988, y también a los edificios y monumentos más significativos de la actualidad. Entre ellos destacamos la Basílica de nuestra Señora del Socorro, el Mercado de Abastos, el Teatro Wagner y los dos Castillos de Aspe: el del Río y el Aljau, que son los dos que todavía quedan en pie. La ubicación del tercero, Castillo del Calvario, sigue siendo una incógnita.
Gran parte de la historia de Aspe se encuentra hoy reunida en el Museo Histórico de la ciudad aunque hay una gran cultura inmaterial imposible de exponer. Será tal vez una próxima historia que nos llevaría al senderismo, paisajes, gastronomía, fiestas y folklore en un entorno amable y rico en tradiciones.
Fuente: AAPET/Elisabeth Norell