El anuncio este pasado lunes de Dustin Johnson por el que se borraba del Bridgestone Invitational por «razones personales» no era para irse simplemente de vacaciones con su novia Paulina Gretzky, había más trasfondo.
El estadounidense, decimosexto mejor jugador del planeta, emitió un comunicado 72 horas después en el que anunciaba que se retiraba de los campos de golf de forma indefinida. Johnson decía en ese escueto comunicado que deja la competición «de forma inmediata» y «por tiempo indefinido».
«Aprovecharé este tiempo para buscar ayuda profesional y enfrentarme a algunos problemas personales. Me comprometeré en el tiempo y a emplear los recursos necesarios para mejorar mi salud mental, el bienestar y la base emocional física, con ello estoy seguro de que estaré mejor preparado para cumplir con mi potencial y convertirme en un campeón constante.»
Pocas horas después el PGA Tour emitía un comunicado en el que decía; «No tenemos nada que añadir a la declaración de Dustin. Le deseamos lo mejor y esperamos con interés su regreso al Tour en un futuro próximo.»
Con esto, Johnson se pierde el cuarto y último Grande de la temporada que da comienzo la próxima semana así como los PlayOffs de la FedEx Cup y la Ryder Cup en Gleneagles y abre el camino a la especulación sobre si todo esto tiene algo que ver con un posible positivo en un control antidoping.
Ya en mayo de 2012 el representante del jugador, David Winkle, tuvo que salir al paso de los rumores en la prensa norteamericana de un presunto positivo por dopaje del estadounidense por el PGA Tour, tras su ausencia de los torneos desde marzo de ese año y del que OpenGolf dio cumplida cuenta. Leer Más: El agente de Dustin Johnson niega un positivo por dopaje