Hojas que crujen al pasar por encima de ellas. Greenes que han transformado su color verde en un marrón más propio del mes de octubre. Estos son solo algunos de los estragos que está provocando la sequía en California.
El Niguel Country Club puede dar cuenta de esto. Presionado por el cuarto año sin apenas lluvias y la amenaza constante de cortes de agua exigidos por el Estado, algunos de los campos más elegantes de California están cediendo al dictado de la naturaleza. “Brown is the new green”, sería su nuevo eslogan.
Laguna Niguel ha sido desde hace años una parada obligatoria para los amantes del golf en California. La exuberante vegetación y las vistas frente al mar hacían de este complejo uno de los más admirados de toda la costa oeste de Estados Unidos. Sin embargo, a raíz de la sequía histórica que ha provocado el racionamiento del agua, esta estampa ha cambiado mucho. Y es que se han tomado decisiones que repercuten en gran medida en la imagen del campo, como arrancar de raíz la hierba de los lugares donde no afectará al juego, sustituir la vegetación actual por una resistente a la sequía y, la más importante, dejar que el color marrón sustituya al verde en la hierba.
“No podemos ofrecer el tipo de producto que nos gustaría, pero son razones de fuerza mayor. Todo el mundo no puede jugar en una superficie tan perfecta como la de Augusta”, afirma Mike Williams, directivo del Hidden Valley Golf Club.
Algunos campos de golf gastan en la actualidad cerca del medio millón de dólares al año en regar la hierba para mantener esa instantánea de postal. Pero se están empezando a dar cuenta de que a las personas no les sienta bien ver kilómetros y kilómetros de cuidado césped cuando a ellos se les exigen duchas de cuatro minutos y dejar que sus propios jardines se marchiten. Es por esto que muchos están empezando a eliminar el “césped sobrante” de sus complejos, acogiéndose a un programa de reembolso por el que el Estado les ofrecen entre dos y tres dólares por cada pie cuadrado que eliminen.
“Este proyecto ahorrará 45 millones de litros de agua al año, justo a tiempo para los recortes en el suministro que empezarán en junio”, confirmó Brian Archbold, supervisor del Niguel Country Club. Aunque este ahorro debe ir más allá en los próximos años, tal y como afirma Ed Osann, miembro del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales en Estados Unidos: “El golf deberá alejarse del consumo de agua potable en la próxima década o arriesgará su futuro. Y es que todavía no hemos llegado a la parte más severa de la sequía”. Tocará apretarse el cinturón o, dicho de otro modo, cerrar un poco el grifo.