¿Se imaginan qué hubiera pasado si tras el magnífico 58 conseguido por Furyk el pasado domingo en el Travelers Championship el estadounidense no hubiera firmado la tarjeta o se le hubiera olvidado comprobarla debido a la euforia? Pues estuvo muy cerca de ser una realidad. Y es que su compañero de partido, el argentino Miguel Ángel Carballo, le anotó un birdie más de los que consiguió el jugador de Pennsylvania, lo que hubiera supuesto la descalificación –no es para menos, ya que cualquiera hubiese perdido la cuenta de birdies que logró el norteamericano-.
La bandera en cuestión fue la del par 4 del hoyo 14, de la que Furyk salió con par. Sin embargo, el argentino anduvo despistado y le anotó un birdie, algo que le podía haber costado muy caro al golfista de 46 años si no fuera tan puntilloso con la comprobación de las tarjetas antes de entregarlas: “Los chicos me dicen que soy terrible a la hora de mirar las tarjetas. Las puedo revisar tres o cuatro veces y luego les pregunto en varias ocasiones si todo está firmado y le doy una nueva vuelta, por si acaso”, confesó el propio golfista.
Furyk anotó la fantástica cifra de diez birdies y un eagle que, unido a su falta de errores, certificaron un 58 que quedará clavado en los anales de este deporte. “Todavía estoy aturdido y un poco estupefacto”, llegaba a decir el veterano jugador minutos después de finalizar su ronda. Y lo cierto es que no es para menos. Después de 54 hoyos disputados, llegaba al domingo con un resultado de +1, a dieciséis golpes del por entonces líder Daniel Berger, y terminó quedándose a una distancia de tres impactos del ganador final Russell Knox.
“Es una especie de recordatorio. No importa lo mal que te vaya esa semana el swing, nunca estás tan lejos. El sábado sentí que no tenía el dominio de la pelota y, sin embargo, el domingo jugué una ronda impecable”. Una hazaña que ya le ha valido el sobrenombre de “Mr.58”.
This was almost an epic fail.
Close one. #QuickHits https://t.co/EVpmRH0EnD
— PGA TOUR (@PGATOUR) 7 de agosto de 2016