Se nos está yendo de las manos, definitivamente. Si todos los campos de Golf del mundo pensaran lo mismo que han ideado en el Eagle Nest Golf Club para solucionar el “problema” de los grandes pegadores, nos quedaríamos sin espacio en el planeta Tierra para encontrar otra cosa que no fueran calles y greenes. Porque, ¿qué necesidad hay de darle la vuelta a un complejo como si se tratara de un calcetín y convertirlo en una bestialidad de 8100 yardas? Sí, han leído bien. Casi siete kilómetros y medio para luchar contra aquellos golfistas que hacen de la fuerza su gran virtud.
Nos lo han hecho llegar muchos a través de las redes sociales, y tienen toda la razón. No siempre la dificultad del campo radica en cuántos metros hacen falta para llegar a la bandera. Valderrama, sin ir más lejos, ha sobrevivido a lo largo de los años como uno de los campos más difíciles de toda Europa con sus apenas seis kilómetros de recorrido. Basta utilizar con inteligencia los recursos que se poseen para complicarle la vida al más pintado.
Sin embargo, en el distrito de Little River (Carolina del Sur) han tirado por lo más fácil. ¿Que le pegan lejos? Pues ampliamos espacio. “Grand Strand necesitaba esto en la región y el Eagle Nest es un buen lugar para ello”, comentó el dueño del campo, Rick Elliott. “Se ha creado una gran oportunidad para que el profesional juegue aquí y no hay ninguna razón para la que no podamos disponer de un torneo en unos años. Ahora todo lo que necesito es que Dustin Johnson pise el primer tee y vea qué puede hacer”, sentenció.
Y es que los números asustan. Pares 3 de 283 yardas, pares 4 de más de 460 yardas de media y, échense las manos a la cabeza, un par 5 por encima de las 645 yardas. No sabemos si DJ irá a probar suerte, pero lo que sí que podemos adelantar es que para cualquier aficionado será más una tortura que un entretenimiento.
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