Único y versátil. Apunten estas dos palabras porque se van a escuchar mucho y con fuerza durante los próximos meses cada vez que hablen del Abierto de los Estados Unidos 2015, que arrancará el 18 de junio. Se acercan las semanas y el mundo del golf comienza a girar la cabeza hacia el noroeste del Pacífico, donde este año se disputará el evento.
Será la primera ocasión en la que el campo de Chambers Bay acoja la cita, y no sería un hecho tan reseñable si no fuera porque existen muchas incógnitas sobre las instalaciones. No es que se encuentren en mal estado, ni mucho menos. Pero los golfistas deberán lidiar con un terreno poco transitado en el circuito profesional, donde las dunas, los montículos y la desesperación serán la tónica habitual durante los cuatro días de competición.
Y esto no es nada. Aquí van algunas de las directrices que llevará a cabo el campo y que han provocado la polémica entre los golfistas. La primera –y la que más puede llamar la atención– es que el orden de los hoyos puede cambiar dependiendo del día, lo que impedirá a los profesionales tener un ritmo mecánico en el torneo. Además, los tees de salida podrían estar en pendientes. Sí, no va a broma. Un poco cuesta abajo, un poco cuesta arriba, todo por el bien del espectáculo.
Si los amantes del golf querían versatilidad, en Estados Unidos les van a ofrecer dos tazas repletas de ella. El campo no será del agrado de muchos golfistas, pero un lugar como éste es bueno para el juego por buscar la creatividad de los profesionales, que deberán estudiar a fondo el terreno para salvar los obstáculos de la mejor manera.
Los aficionados deberían abrazar la belleza alternativa que ofrece la hierba de Chambers Bay. Aquí, se premiará la creatividad y la estrategia por encima de la fuerza y jugadores como Phil Mickelson ya se están frotando las manos. El golfista de San Diego podrá sacar a relucir todo su repertorio de golpes desde bunkers, montículos e incluso desde lo alto de las colinas. Este año toca disfrutar.