Las cosas de palacio van despacio. Y si no que se lo digan a Darren Clarke, capitán del equipo europeo para la próxima Ryder Cup. Si hace unos días el deportista norirlandés daba el nombre de los diez primeros integrantes que se darán cita en Malasia para la segunda edición de la Eurasia Cup, ahora prefiere guardarse bajo llave –al menos hasta abril- los vicecapitanes que estarán junto a él en Hazeltine para medirse a Estados Unidos el mes de septiembre.
Al contrario de lo que decidió su homólogo Davis Love III, quien designó hace ya varias semanas a Tiger Woods, Jim Furyk y Steve Stricker como asesores de confianza del combinado de las barras y estrellas, Clarke prefiere esperar. “Nuestra fórmula es mucho más complicada que la que utilizan los americanos, pues nosotros apostamos para la vicecapitanía por chicos que todavía están jugando y que cuentan con grandes posibilidades de estar en el equipo”, afirmó el golfista de 47 años.
“Sería de mal gusto ir ofreciendo el puesto a jugadores que tienen posibilidades de estar con nosotros, porque parecería que no tengo fe en su juego. Es por esto que, como no quiero insultar a nadie, esperaré al menos hasta el Masters de Augusta para decidir definitivamente los integrantes del staff técnico”, bromeó el capitán de la escuadra del viejo continente.
Hace dos años Paul McGinley se decidió por Sam Torrance y Des Smyth para acompañar al irlandés en la travesía por Gleneagles, que finalmente condujo a la victoria europea por 16 ½ a 11 ½. En esta ocasión muchas quinielas apuntan que Clarke podría llamar a filas a su amigo Lee Westwood.
El inglés, que ha conseguido siete victorias en los nueve partidos de Ryder Cup que ha disputado hasta la fecha, ocupa el puesto 56 del mundo después de un año complicado, pero afirma estar preparado para intentar ganarse la clasificación y ser uno de los jugadores que viajen a Minnesota a comienzos de septiembre de 2016.
“Me encantaría estar allí, porque eso significaría que mi juego ha regresado. Hay que ir poco a poco, pero estoy muy animado”, reconoció el deportista de 42 años.
A las malas, sabe que cuenta con casi todas las papeletas para estar junto a Clarke en Estados Unidos, pues cumple perfectamente con el requisito imprescindible para el norirlandés: haber representado, como mínimo, en una ocasión a Europa en la mejor competición por equipos del mundo del golf.