Son malos tiempos para la lírica para el bueno de Bryson. El joven jugador estadounidense, que tras no poder conseguir la tarjeta del PGA en los torneos que disputó tuvo que ganársela con mucho esfuerzo en uno de los eventos finales del Web.com, llegaba este año convencido de que podía ser el suyo. Y para ello el llamado “científico del Golf” ideó un plan con el que podría coger mucha ventaja respecto a sus rivales: el cambio en la forma de patear. Sin embargo, la USGA le impidió que su medida llegara a buen puerto alegando “discrepancias en las medidas de los palos”.
Tras este toque de atención el estadounidense no ha vuelto a ser el mismo. Y ya no solo en números, que también –ha pasado con respecto a la temporada pasada de perder 0,302 golpes por ronda en las inmediaciones de green a perder 0,617, el doble- sino por su forma de jugar y de moverse sobre el campo. La decisión del organismo norteamericano se imaginaba que llegaría en algún momento a tenor de sus palabras cuando presentó al mundo su innovadora manera de patear, pero lo que no se esperaba nunca es que lo hiciera tan pronto –tan solo un mes le duró el idilio con el putter-.
Desde ese momento, el californiano está viviendo una tragedia en el PGA Tour, perdiendo todos los cortes de los torneos disputados –CareerBuilder Challenge, Farmers Insurance Open y Pebble Beach Pro-Am- y, para colmo, sufriendo una lesión esta semana en el Genesis Open que le obligó a retirarse del evento el viernes. No obstante, si hay algo que no se le puede reprochar a DeChambeau es su intento por llevar este deporte más allá pese a los continuos reproches de los órganos superiores. De hecho, el pasado 14 de febrero pudimos verle en el campo de práctica ¡capturando sus movimientos en 3D para analizar en profundidad su swing! Genio y figura hasta la sepultura.
«When you’re having a great week, why wouldn’t you want to keep that swing.»
Bryson DeChambeau is using 3D technology to analyze his swing. pic.twitter.com/VaPRBJSllM
— PGA TOUR (@PGATOUR) 14 de febrero de 2017