Tres positivos por consumo de drogas en cinco años, dos por cocaína y uno por marihuana, y aventuras sexuales con, según el analista de Fox Robert Lusetich, dos mujeres de jugadores de la PGA. Dustin Johnson decidió anunciar el pasado mes de agosto su retirada temporal de las competiciones para resolver sus “problemas personales”, como él mismo dijo en su cuenta de Twitter.
Con cautela hablan de esta cuestión sus compañeros. Phil Mickelson, una persona no muy tímida precisamente, calificaba el ‘exilio’ de Johnson como “un tema especialmente delicado” del que prefiere permanecer “lejos”. Por su parte, Graeme McDowell afirma que “es difícil saber lo que hay por debajo” de esta situación.
El mundo del golf actúa de la misma escrupulosa manera en la que lo hizo con Tiger Woods: con un código de silencio. Este deporte sigue siendo implacable con determinadas actitudes, como ya se mostró la semana pasada con Patrick Reed por llamarse a sí mismo “jodido maricón” o cuando se sancionó a Woods por escupir en un green en Dubai. La semana pasada, el estadounidense debía haber defendido su título del WGC-HSBC Champions de Shangai y, en cambio, ante su ausencia, no hubo palabras para él.
Con 30 años de edad, Johnson se ha tomado un tiempo para resolver esos “problemas personales”, justo cuando su novia, la cantante, actriz y modelo Paulina Gretsky, está embarazada del primer hijo de la pareja para comienzos de 2015.
Pero aquí no acaban los problemas para el de Carolina del Sur, porque a principios de este mes de noviembre, Johnson demandó a uno de sus ex asesores por un préstamo sin pagar de más de 2,5 millones de euros. ¿En qué acabará todo esto?