El pasado mes de mayo, FEPET (Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo) viajaba hasta Egipto para celebrar su Congreso Internacional. Una inmersión en una de las civilizaciones más asombrosas de todos los tiempos: el irrepetible Egipto faraónico.
Durante más de 3.000 años, este pueblo fue un pujante imperio que marcó el rumbo de la historia con sus decisivas aportaciones en astronomía, medicina y por supuesto, en arquitectura. Multitud de obras maestras han desafiado el paso del tiempo y siguen en pie a las orillas del rio Nilo en lugares como Luxor, Karnak, Edfu, Kom Ombo, Asuán, Abu Simbel, El Cairo y Guiza.
Un amanecer en el desierto fue la antesala de la visita a Abu Simbel el famosísimo complejo compuesto por dos templos excavados en la roca, uno dedicado a Ramsés II y otro a Nefertari, su primera esposa y la predilecta del faraón. El estado de conservación de los templos es excelente, ya que estuvieron enterrados bajo la arena hasta el siglo XIX.
La creación de la presa de Asuán obligó a trasladar piedra a piedra el colosal monumento a un lugar a salvo de las aguas, pero se hizo de forma minuciosa, conservando la orientación original. En Asuán, antes de iniciar la navegación por el Nilo, nos acercamos hasta uno de los más bellos templos, el de Philae dedicado a Isis, diosa del amor, ubicado en una pequeña isla a la que solo se puede acceder en barco.
El crucero fluvial nos acercó en su recorrido a otras magnificas construcciones como el templo de Kom Ombo, dedicado a los dioses Sobek y Hareoris, donde se muestran cocodrilos sagrados disecados e interesantes relieves, los primeros de la historia que hablan de los instrumentos medicinales y el más antiguo calendario, o el Templo de Edfú, dedicado al dios halcón Horus el mejor conservado de Egipto y el segundo mayor templo del país.
En Luxor, antigua Tebas, visitamos el Templo de Karnak, obra de dos grandes faraones Ramsés II y Ramsés III, el templo más grande del mundo antiguo con su impresionantes gran sala hipóstila, con una superficie de unos 5.000 m2 y 134 columnas. Al otro extremo de la avenida de las esfinges y carneros se encuentra el templo de Luxor, edificado por dos faraones: Amenhotep III, que construyó la zona interior, y Ramsés II, que finalizó el templo.
Desde Luxor nos dirigimos al interior de las montañas del desierto para conocer el Valle de los Reyes donde están las tumbas de los faraones más famosos como Seti I, Ramsés III, Ramsés IV, Tutmosis III y Tutankhamón descubierta en 1922 por el egiptólogo británico Howard Carter y que curiosamente es la más pequeña.
Cerca de allí se encuentra el templo funerario de la Reina Hachepsut, primera mujer faraón, construido directamente en la roca, con tres terrazas comunicadas por una amplia rampa. En el recorrido contemplamos los gigantes y grandiosos Colosos de Memnon, levantados hace 3.400 años.
Abandonamos el crucero fluvial para volar hasta la capital egipcia, El Cairo, la mayor urbe de África, lo que refleja el peso político y económico del mundo egipcio en ese continente. Durante los días en El Cairo, no pudo faltar la ineludible visita al recinto de las pirámides de Keops, Kefrén, Micerinos y la Esfinge de Guiza.
Otra visita obligada para los amantes de la egiptología es la del Museo Egipcio donde se exhibe el tesoro de Tutankhamón. Repartidos en diversas dependencias, hay más de 1.700 objetos encontrados en su tumba del Valle de los Reyes.
En el plano antropológico se encuentra el Museo Nacional de la Civilización Egipcia que alberga una colección de 50.000 objetos que presentan la civilización egipcia desde la prehistoria a la actualidad. Este nuevo reciento museístico abrió sus puertas el 4 de abril de 2021 con el traslado de las momias de los faraones en un espectacular desfile público televisado.
La capital egipcia alberga también uno de los principales complejos medievales: la ciudadela de Saladino. Su edificio más notable es la mezquita de Muhammad Alí, construida por el arquitecto Yusuf Bushnak entre 1830 y 1848, a imagen y semejanza de las mezquitas de Estambul y con una impresionante cúpula. También nos acercamos al barrio copto, donde se encuentra la iglesia de la Sagrada Familia.
Tampoco faltó el recorrido por el Gran Bazar de Khan el Khalili con parada para tomar un té con menta y fumar una shisha (pipa de agua) en el café más famoso del mercado “El Fishawy” rodeados de fotos del Premio Nobel de Literatura Naguib Mahfuz. Precisamente, un encuentro en torno a su figura protagonizó otro de los momentos especiales del viaje, en el museo cairota que lleva su nombre.
Como broche del viaje se realizó una excursión excepcional a Alejandría para visitar la nueva Biblioteca Alejandrina inaugurada en el año 2002 Además de su inmensa sala de consulta, el recinto cuenta con seis colecciones especializadas, un planetario, cuatro museos, una docena de centros de investigación académica y cuatro galerías.
Los visitantes también pueden ver algunas de las exposiciones permanentes que tiene, como la Colección Mohamed Ibrahim, de caligrafía árabe; Bulaq, la primera prensa egipcia cuya impresión inaugural fue un diccionario italiano-árabe en 1822 y una muestra de esculturas de Egipto.
La biblioteca es una joya arquitectónica. Para construirla, se ideó una estructura redonda recubierta por paneles que permiten el paso de la luz solar de forma indirecta, una característica que protege el estado de los ejemplares, sobre todo de los libros raros y manuscritos antiguos.
En este icónico lugar asistimos a una conferencia sobre la vida de los egipcios del callejón Midaq, en el corazón de El Cairo, que inspiró la célebre obra “El callejón de los milagros” del premio Nobel de Literatura. Además, los periodistas viajeros de FEPET cumplimos con la tradición de donar libros a los fondos de esta biblioteca única en el mundo.
Otro momento singular fue el encuentro con Zahi Hawass el arqueólogo más famoso del mundo quien nos adelantó en primicia el próximo anuncio del descubrimiento de la tumba de Nefertiti y la llegada a Madrid de la exposición del tesoro y las joyas de Ramsés III.
Una experiencia viajera que no hubiera sido posible sin la ayuda del egiptólogo y también socio de FEPET, Hamdi Zaki, que fue durante muchos años director de la Oficina de Turismo de Egipto en España y América Latina.
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