Presentación de la nueva monografía sobre arte rupestre de la investigadora Mónica Solís
El Campo de Gibraltar es conocido, de sobra, por su fortaleza turística de primer nivel en torno a las playas y el golf. Pero este rincón del sur, con ocho municipios conectados pero diferentes entre sí, también ofrece otros atractivos relacionados con la cultura, el arte o la historia.
Es por ello que la Mancomunidad de Municipios que preside, Susana Pérez Custodio (PP), sigue apoyando iniciativas de toda índole al objeto de poner en valor las riquezas de la zona y generar empleo y riqueza.
La obra interpreta el pasado prehistórico del territorio a través de las pinturas rupestres en Los Barrios
Buen ejemplo de esto ha sido la reciente presentación, gracias también al Instituto de Estudios Campogibraltareños (IECG), de la nueva monografía sobre arte rupestre de la investigadora Mónica Solís.
Se trata de un detallado trabajo sobre las manifestaciones artísticas en los abrigos de Obispo, Avellano y Pilones. La obra interpreta el pasado prehistórico del territorio a través de las pinturas rupestres, en el término municipal de Los Barrios.
La investigación recoge numerosos aspectos y perspectivas, como el marco geográfico del trabajo, las diferentes técnicas de ejecución de las pinturas, la iconografía de las mismas y sus parámetros estilísticos. Todo ello sin olvidar la morfología de los abrigos y su ubicación en el paisaje, plasmando una visión crono-cultural del arte de las comunidades prehistóricas que habitaron el territorio.
Asimismo, la publicación destaca el valor de la existencia de dos concentraciones de sitios con manifestaciones artísticas rupestres bien diferenciadas, desde el punto de vista geográfico, paisajístico y morfológico. Aspectos que definieron dos sectores geográficos (este y oeste) en la sierra del Niño y plantea al territorio campogibraltareños como uno de los focos iniciales del arte esquemático en la Península, en virtud de la temprana aparición de comunidades con rasgos neolíticos.
Aspectos que corroboran la ininterrumpida ocupación humana de esta área del Estrecho y, por ende, la definición del Campo de Gibraltar como uno de los centros iniciales del arte de los primeros productores en la península ibérica.
Solís culmina formulando hipótesis de trabajo que ayudan a comprender las relaciones entre el arte rupestre del territorio y los modos de vida de los grupos, para señalar “la importancia de acercarse de forma integral al arte de estos tres abrigos campogibraltareños, conjugando la representación artística con el espacio y el paisaje”.
La investigadora destaca la metodología empleada “abordando desde los aspectos más concretos (mediante el análisis de cada una de las figuras) a lo más general, para avanzar desde ese estudio pormenorizado de cada una de ellas al abrigo que las acoge y finalmente, establecer su relación con los restantes sitios de la sierra del Niño, como son el conjunto rupestre de Bacinete, las cavidades de Palomas y Peñón de la Cueva”.
Historiadores, turistas y curiosos tienen un motivo más para visitar el entorno del Estrecho en el que la Mancomunidad sigue potenciando los productos turísticos de primer nivel pero también completando una gran oferta global en un lugar privilegiado en Europa.
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