Los presidentes estadounidenses van y vienen, pero un denominador común les une: el golf. Desde el presidente William Taft hasta Barack Obama, quien introdujo este deporte en la Casa Blanca, el golf ha estado presente en la vida política estadounidense y ha servido de punto de encuentro en el campo para los líderes del país, tanto políticos como empresariales.
Precisamente el actual presidente norteamericano ha sido criticado por pasar muchas horas en el campo, aunque el historiador de la Asociación de Golf de Estados Unidos, Mike Troestl, declaró en la CNN que este deporte “ha inspirado a presidentes a lo largo de la historia. Es un buen ejercicio, pero también da la posibilidad de dialogar con gente de política”.
15 de los 18 presidentes de EEUU desde el siglo XX han practicado el golf. Los 3 líderes que no estuvieron interesados en esta práctica fueron Herbert Hoover –el presidente de la Gran Depresión–, Harry Truman y Jimmy Carter. Así, desde Taft hasta Obama, pasando por Eisenhower, Kennedy –el más talentoso de todos–, Ford, Reagan, los Bush, Clinton…
De los últimos mandatarios, George W. Bush fue un entusiasta, aunque se abstuvo de jugar mientras las tropas de su país luchaban en Irak y Afganistán. Por su parte, Bill Clinton también es un gran aficionado al golf, y ha llegado a bromear indicando que su hándicap bajó mientras estuvo en el cargo. Clinton volvió a instalar el putting green que Richard Nixon había eliminado anteriormente de la Casa Blanca.
Clinton, a través de su fundación, apadrina el Humana Challenge, un torneo incluido en el circuito de la PGA Tour. «Los presidentes necesitan descansar sus mentes, no sólo sus cuerpos» dijo Clinton a la revista Golf Digest en 2012.