Hace pocos días publicábamos en OpenGolf las cifras oficiales sobre la evolución de los federados en este 2014 a través de la nota de prensa remitida por el gabinete de comunicación de la Real Federación Española de Golf, cifras en las que destacaba la pérdida de casi 11.000 licencias, concretamente 10.981, un 3,7 por ciento con respecto al año anterior y estos números podrían empeorar dentro de unos meses cuando se haga un segundo recuento por las devoluciones bancarias.
Estos números significan que por quinto año consecutivo se pierden federados, pero esos mismos números esconden el envejecimiento de los jugadores de golf en nuestro país y el peligro que corre el futuro de nuestra cantera, algo que desde OpenGolf ya exponíamos hace algo más de año y medio durante la celebración del Campeonato de España Infantil, Alevín y Benjamínde 2013 y bajo el título de: La gran fiesta juvenil. No es oro todo lo que reluce.
Es ese artículo dábamos a conocer en términos porcentuales el número de niños de 14 años o menos que disponían de licencia en nuestro país (lo que no significa que jueguen) y ya entonces eran muy preocupantes ya que hablábamos de tan solo un 6,61% del total. Cifras inferiores al 8,27 de 1994 (primer año en los que podemos contar con esos datos), del 7,10 del año 2000, del 6,87 de 2005 y del 7,02 de 2010.
Si lo comparamos con los jugadores seniors decir que en el año 2001, estos, ascendían al 16,94% de las licencias (datos porcentuales de nuevo), mientras que a 1 de enero de 2013 esos mismos reflejaban el 35,77%, lo que quiere decir que en apenas doce años la población golfística (senior) se había más que duplicado.
Dos años después estos números se han agravado y lo que es más importante no parece que nadie pueda impedirlo. Según las cifras facilitadas por la RFEG, de los 283.892 (los 285.483 dados incluye a profesionales) apenas 15.775, el 5,56 por ciento del total, tienen 14 años o menos, lo que significa que hemos perdido más de un punto en ese segmento.
En el otro lado de la balanza los jugadores seniors (hombres, 55 años en adelante. Mujeres 50 en adelante). En dos años hemos pasado del 35,77% al 42,62, casi siete puntos más y en tres lustros se ha multiplicado por 2,5.
Pero esta profusión de datos no nos tiene que hacer perder la perspectiva porque da cuenta del rápido envejecimientos de nuestra población golfística, algo verdaderamente preocupante máxime en los prolegómenos de un año en el que el golf volverá a ser disciplina olímpica. ¿Quienes nos van a representar en el futuro? ¿De dónde van a salir nuestros representantes? ¿Cómo vamos a poder competir con otros países si carecemos de deporte base? Una reflexión que queda en el aire y que podría suscitar el debate sobre la promoción y la popularización de este deporte.