Estamos seguros de que muchos de nuestros lectores habrán jugado su bola desde los sitios más extraños. De lo que ya no estamos tan seguros es de que la hayan jugado desde una roca suspendida a más de mil metros de altura al borde del abismo. Se lo contamos.
El tipo se llama Morten Klovstad, jugador de golf con hándicap 10 que un buen día decidió dar un golpe de salida desde lo alto del Kjeragbolten, una roca encajada entre dos paredes de un acantilado de Noruega, a más de 1.000 metros de altura (1.004) sobre el fiordo Lysefjorden del país nórdico.
Klovstad decidió subir con sus palos hasta ese monolito de la edad de hielo. Para ello anduvo durante dos horas y media por un conocido camino para los amantes del senderismo, colocó la bola y la golpeó para hacerse la foto (vale la pena poner en Twitter la palabra Kjeragbolten y ver la cantidad de imágenes que aparecen del lugar).
Pero el noruego no tuvo bastante con ello, según cuenta pga.com. Volvió sobre sus pasos, durante otras dos horas y media, se anotó un golpe de penalidad por bola perdida y realizó un putt para un hipotético tres.
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