Jordan Spieth es un hombre feliz. El segundo ganador más joven de la historia del Masters de Augusta puede presumir de tener la Chaqueta Verde con solo 21 años, una hazaña que quedará para la historia del deporte. Premios, dinero, publicidad, entrevistas…
Esta semana se antoja complicada para el golfista texano. Sin embargo, más allá de los reconocimientos económicos, más allá de recibir trofeos, el gran triunfo de Spieth fue poder comunicarle a su hermana pequeña el haber conseguido la victoria en uno de los campos más exigentes del mundo.
“Ella es el miembro más gracioso de nuestra familia”, afirma el golfista. “Es una lección de humildad verla a ella y a sus amigos y las luchas a las que se enfrentan a diario que nosotros damos por sentado”. La semana pasada fue la primera vez que Ellie, que sufre autismo, veía jugar a su hermano en directo. Fue en Houston, cerca de su casa, y ella después de cada jornada le preguntaba a su hermano mayor si había ganado ya. “Todavía no”, respondía él. Finalmente esa victoria se le escapó en el tramo final del torneo. Ahora, por fin, podrá decirle que sí ha conseguido vencer.
Spieth afirmó que sintió una gran alegría al ver a sus padres y su hermano esperándole detrás del green del hoyo 18. Cuando se le preguntó por el sentimiento que tendría en esos momentos Ellie al ver las imágenes por televisión, el golfista mencionó la emoción que sentiría al ver a toda la familia unida. “Ser hermano de Ellie me hace ser humilde todos los días de mi vida”.
A pesar de trabajar con humildad, Jordan intenta superarse a diario. Esto se pudo apreciar el domingo, cuando le dijo a su caddie Michael Greller que su intención era llegar a -20. No pudo ser. Sin embargo, detrás de esa ambición hay algo más. Su padre, Shawn, mandó un mensaje a su hijo antes del comienzo de la última jornada: “Este es el torneo más grande, el Masters de Augusta. Sin embargo, no olvides que sigue siendo un torneo”. Esta es la perspectiva que el golfista parece llevar con él a todas partes. Hay un mundo más grande fuera del golf, y Jordan lo entiende. Incluso Greller le comunicó el sábado que “al final, el golf es solo entretenimiento”.
Sea como fuere la Chaqueta Verde ya es suya, y con ella, compartir el récord de Tiger Woods con ese fantástico -18. Tal vez lo que más sorprenda es que él no es un tirador especialmente largo. Él no lanza la bola como Rory o Tiger. Ni siquiera como Dustin Johnson. Él no provoca gritos de asombro cuando la bola sale despedida de su palo como un cohete, pero lo sabe y no le molesta. “Tengo asumido que nunca voy a golpear la bola más lejos que Rory”, afirma Spieth. “Es por esto que tengo que asombrar al público en otros lugares del campo”. Esos otros lugares estaban en todas partes esta pasada semana en Augusta. Jordan Spieth hizo posible lo imposible.
Pero todo los récords solo sirven para que la gente reflexione y opine. La verdadera recompensa viene cuando Jordan ve a Ellie y ella le pregunta: ¿Ganaste? La respuesta ahora será sí, y el momento del triunfo será verdaderamente compartido.