Seguramente si les hablamos de Kim Bi-o se quedarán igual, pero esta semana se ha convertido en uno de los grandes nombres del Golf mundial después de verse envuelto en la polémica en el pasado DGB Financial Group Volvik Daegu Gyeongbuk Open del Korean Tour. Y es que este antiguo jugador del PGA Tour -disputó durante el año 2011 el mejor circuito del mundo- tuvo una reacción reprochable mientras se encontraba jugándose el triunfo en el evento -algo que consiguió pocos minutos después- y la organización decidió sancionarle con tres años sin volver a jugar en el circuito.
Como leen. 36 meses estará Kim sin disputar un solo torneo de la gira coreana después de hacerle una peineta a un espectador después de que éste le molestara con el sonido del móvil antes de que el jugador hiciera el golpe de salida en el hoyo 16 de la jornada dominical. Un acto reflejo fruto de los nervios al estar un golpe por encima de su rival a falta de tres hoyos que le ha ocasionado un tremendo varapalo al actual líder de la lista de ganancias en ese circuito –Kim acumula dos triunfos en la presente campaña-.
Kim incluso se llegó a disculpar por su gesto una vez finalizó la ronda, pero la decisión sobre su sanción ya estaba tomada -y además fue unánime por parte del KPGA-: multa de 8.350 dólares y suspensión de tres años. “Kim Bi-o dañó la dignidad de lo que debe ser un golfista, incumpliendo las normas de etiqueta y teniendo un comportamiento inapropiado”, comentó la propia gira a través de un comunicado transmitido a los medios de comunicación.
Vaya por delante que es un comportamiento deleznable y a todas luces sancionable, pero no es la primera vez que somos testigos de estas imágenes en un campo de Golf. Sin ir más lejos, durante la disputa del Northern Trust, el argentino Emiliano Grillo fue pillado por las cámaras elevando su dedo corazón hacia el agujero después de fallar un putt que le impidió estar en el fin de semana.
Desconocemos si el PGA Tour lo castigó económicamente -desde la organización americana no hacen públicos estos datos-, pero también hay que tener en cuenta que este gesto, al contrario que el del asiático, no iba dirigido a alguien en concreto. Sea como fuere, un excesivo castigo que cambia su vida por completo.