Ubicado en las profundidades del Greenbrier Resort -donde tiene lugar el Greenbrier Classic- se encuentra este búnker construido en la década de los 50 en plena guerra fría, para proteger el Gabinete del Presidente y a otros altos funcionarios estadounidenses.
De hecho no se tuvo conocimiento de su existencia hasta que en 1992 un periodista del Washington Post logró traspasar la puerta de acero reforzado gigante y acceder a esta ala subterránea de la Casa Blanca.
Originalmente el bunker fue construido de forma paralela al prestigioso y lujoso Greenbrier Resort como si de una extensión del complejo se tratara al objeto de desviar la atención del público.
Durante los 30 años que el búnker permaneció clasificado como “materia confidencial”, distintos grupos realizaron reuniones y disfrutaron de fiestas temáticas y cenas dentro de sus muros sin percatarse de que estaban en una instalación gubernamental de alto secreto.
Los invitados de esas fiestas nunca supieron que la Sala de Exposiciones fue diseñada para ser el lugar de trabajo para el personal del Congreso o que la Sala de Mountaineer y el Salón del Gobernador podrían fácilmente acomodar el Senado de los EE.UU. y la Cámara de Representantes.
Ahora el Greenbrier Bunker es una atracción turística curiosa tanto para los clientes del hotel como para los visitantes que pagando 34$ los adultos y 17$ los niños pueden realizar un recorrido de 90 minutos de duración por gran parte de sus amplias instalaciones.