El mundo nunca dejará de sorprendernos. Y qué casualidad que la gran mayoría de noticias y personajes raros provengan de Estados Unidos –y no, no estamos haciendo referencia al nuevo presidente electo del país de las barras y estrellas-. La última tiene como protagonistas al padrino de una boda borracho y a un carrito de golf. ¿Se imaginan por dónde pueden ir los tiros? Sí, efectivamente, y poco o nada tiene que ver con el brindis o con su discurso en medio del convite.
Todo ocurrió en Vermont hace ya unas semanas, cuando el padrino de una boda, lejos de causar un momento embarazoso por contar una anécdota comprometida de los recién casados, quedó retratado él mismo al empezar la fiesta unas cuantas horas antes del cóctel. Según cuenta The Caledonian Record, Traviss Bass pilló tal borrachera en la ceremonia que no se le ocurrió nada mejor que robar un coche de golf y estrellarlo en pleno green del 11 del Jay Peak Resort Golf Course, un campo situado en las inmediaciones de donde se estaba llevando a cabo el evento.
Como imaginarán, los daños fueron cuantiosos –y no solo para él, que volvió junto a los recién casados con la cara llena de heridas y con una mano rota-. De hecho, al complejo no le quedó otra opción que denunciarle ante la policía. Esto ha provocado que el propio chico de 29 años tuviera que comparecer hace unas horas ante el juez y, tras declararse culpable, el magistrado le ha impuesto una multa de cinco mil dólares como compensación para reparar los daños causados al Jay Peak Resort Golf Course en el coche –inutilizable- y la hierba del mencionado hoyo.
Pero lo mejor está por llegar. Cuando el juez le preguntó por qué lo hizo, el mejor amigo del novio no dejó lugar a la duda: “No me gusta la novia”. Claro, claro, así se entiende todo mucho mejor (¿?).