Con este nombre se veía venir, podrían pensar. Pero, bromas aparte, lo cierto es que lo ocurrido en los últimos días en Hawái -con la erupción del volcán Kilauea– es motivo de preocupación para mucha gente en la paradisíaca isla norteamericana, hasta el punto de que casi dos mil personas se han visto obligadas a abandonar sus casas para no verse consumidas por la lava que está arrasando con todo lo que se ha encontrado a su paso en el lado este de Big Island.
Y en estas se encuenta el Volcano Golf & Country Club, un complejo situado a solo 20 kilómetros del lugar de los hechos, que espera paciente y sin aparente preocupacón a que amaine uno de los grandes fenómenos naturales de lo que va de año en Estados Unidos.
“De momento estamos bien, no nos encontramos amenazados ni nosotros ni el campo”, afirmó en una reciente entrevista telefónica Sanae Gathwright, vicepresidente de operaciones del lugar. Y lo cierto es que parece mentira, pues desde el jueves -momento en el que uno de los cinco volcanes de la isla se reactivó, no se ha hablado de otra cosa en el país de las barras y estrellas-. No en vano, ya en 2008 tanto los trabajadores como los visitantes del complejo fueron evacuados al estallar uno de los cráteres del Kilauea.
“Actualmente, el cráter de 2008 se encuentra echando humo, pero no ha entrado en erupción. Es por esto que estamos tranquilos. No obstante estamos pendientes de los mensajes que nos hacen llegar desde la Agencia de Defensa Civil de Hawái. En el caso de que fuese necesario, tenemos todo controlado para salir de aquí en unos pocos minutos”, sentenció. Y más le vale.