Bye bye, polémica. Como recordarán, hace dos semanas les hablamos de las rencillas surgidas en el Woodmont Country Club entre el expresidente de los Estados Unidos Barack Obama y algunos de los miembros del complejo debido al empecinamiento de muchos de estos de no concederle al político de Chicago la membresía de su club. ¿El motivo? Algo tan nimio y que tiene tan poco que ver con este tema como no bloquear el voto antiisraelí en una de las últimas cumbres de las Naciones Unidas. Por suerte, las aguas han vuelto a su cauce –presión mediática mediante- y la familia Obama podrá disfrutar de sus instalaciones mientras empiezan su nueva vida fuera de la Casa Blanca.
“La posición política jamás ha sido un factor determinante en nuestros criterios de adhesión”, admitió el presidente de Woodmont, Barry Forman, a través de un comunicado. “Nuestros miembros siempre han tenido diferentes puntos de vista sobre los temas de actualidad y es algo normal. En el ambiente político actual, profundamente polarizado, se hace necesario más que nunca que Woodmont sea un lugar donde la gente exprese sus posturas en un ambiente relajado”, sentenció. Bonitas palabras que, sin embargo, contrastan con las de algunos de los socios hace solo 15 días.
“A la luz de los votos en la ONU y del discurso de Kerry –el que fuera Secretario de Estado de la Administración Obama- se ha armado un gran revuelo en el campo y muchos ya se han manifestado en contra de que se le otorgue la membresía a Obama”, comentó uno de los socios de este club al New York Post hace solo 15 días. Sea como fuere, el ex mandatario estadounidense tendrá un lugar en el que poder practicar uno de sus deportes favoritos muy cerca de casa –seguirán viviendo en la zona- y una vez allí, quién sabe, igual hasta resuelven sus diferencias al abrigo de los greenes.