Estos amigos no tuvieron en cuenta que con una copa de más no se debe de acudir a un campo de golf. Uno de ellos no debió de pensar que dar siete vueltas sobre si mismo con el alcohol ingerido no podía traer nada bueno y eso fue lo que ocurrió ya que quién pagó las consecuencias de su majadería fue el buggie de los jugadores.





