Vaya susto se llevó este jugador estadounidense amateur el pasado 14 de febrero. En el día de los enamorados a Chris Castro –el protagonista de nuestra historia- no se le ocurrió otro lugar más romántico para llevar a su esposa que a Dick’s Sporting Goods, una tienda de productos relacionados con el mundo del deporte.
Pues bien, esto no fue lo más grave. Lo peor ocurrió en el momento en que Castro comenzó a probarse las diferentes tallas del guante de golf que estaba buscando. En un momento de despiste, al norteamericano se le desprendió sin darse cuenta el anillo de bodas de su dedo, algo de lo que no se percató hasta volver a casa.
Una vez allí, las preguntas comenzaron a invadir a la pareja. “¿Has visto mi anillo? ¿Dónde lo dejaste por última vez? ¿Has mirado bien por si se ha caído de la mesita de noche?” Pero nada, no aparecía por ningún lado. Hasta que Chris cayó del burro. “Ya está, se me ha debido caer en la tienda”, pensó. Sin embargo, la rápida llamada hacia el establecimiento no obtuvo el final deseado y los empleados, tras dar un par de vueltas por los pasillos, dejaron vista para sentencia la pesquisa sin haber obtenido ni tan siquiera una pista. Todo parecía perdido… hasta el fin de semana pasado.
Concretamente hasta que el destino quiso que Jeff Geyer, otro amateur apasionado por el golf, metiera la mano en uno de los guantes y diera con el preciado tesoro: “Me probé un guante de golf y sentí como uno de mis dedos se atascaba”, confirmó Geyer a una filial de la CBS en Kansas City. “Entonces saqué la mano y me di cuenta de que era un anillo de bodas. En ese momento lo único que me vino a la cabeza era que tenía que ayudar a esa persona”, concluyó.
Y es que no tuvo suficiente con entregar el anillo al responsable de la tienda para que procediera a la devolución del mismo a su legítimo dueño, sino que además publicó un mensaje en las redes sociales con la esperanza de que alguien pudiera conocer a esta persona. Y sus deseos fueron órdenes. A través de Facebook un conocido mutuo les puso en contacto.
¿Lo mejor de todo? Que Castro no solo ha recuperado su anillo, sino que además ha ganado un amigo al que le ha prometido jugar unas rondas el próximo verano. “Le debo a este hombre un partido de golf”, sentenció.