El hacer las reglas más sencillas para atraer a un mayor número de jugadores alrededor del mundo es una de las grandes premisas que desde hace años intenta conseguir la USGA. Dotar a los casuals de un mecanismo más dinámico y fácil podría ser el empujón definitivo que necesita el Golf en países donde no ha terminado de explotar. Y puede que en breve estos deseos se hagan realidad. Al menos es lo que podemos deducir de las palabras de Mike Davis y Diana Murphy, director y presidenta de la Asociación de Golf de los Estados Unidos, uno de los órganos encargados de elaborar los cambios en el reglamento de este deporte.
“Estamos preparando grandes cambios de cara a dos años vista”, afirmó Davis en una reciente entrevista. “No hablamos de que vaya a cambiar la forma de cómo se juega al golf, sino de cómo son las reglas y de qué manera se van a comunicar a los jugadores”, confirmó el directivo norteamericano. Entre los muchos cambios que parecen haber sufrido un proceso de discusión parecen estar los dropajes de los jugadores, eliminando la famosa distancia del palo para aliviarse, la disminución de tiempo de cinco a tres minutos para buscar una bola y el énfasis de las estacas amarillas y rojas para los obstáculos de agua.
“Siendo sinceros, nada era sagrado. Todas las reglas estaban encima de la mesa”, admitió John Bodenhamer, director de reglas de la USGA. “Cada norma va a ser analizada tanto en la forma como en el fondo. Se volverán a escribir si hace falta para hacerlas mucho más comprensibles”. La propuesta, que tendrá lugar el próximo mes de marzo, tendrá un período de seis meses de prueba donde tanto la USGA como la R&A solicitarán la opinión de todos los miembros de la comunidad. A partir de aquí, ambos órganos se reunirán y llevarán a cabo los cambios, que se presentarán a finales de 2017 o principios de 2018, entrando en vigor el 1 de enero de 2019.
Y por si fuera poco, Davis ha dejado caer la posibilidad de aprobarse los sistemas electrónicos dentro del campo para que puedan resolver dudas de reglas en cualquier momento. “Estamos en pleno siglo XXI, ¿cómo es que todavía no tenemos la oportunidad de coger nuestro móvil y preguntarle a Siri sobre nuestras posibilidades tras caer al agua?”, sentenció. Agárrense, que en los próximos meses vienen curvas.