Una mujer deportista como Isabel Fernández podría parecer a primera vista que no tendría ningún problema en adaptarse a cualquier disciplina. Craso error. Y es que con el golf, donde los comienzos fueron duros, tuvo que hacer una excepción: “Es cierto que cuando ya eres deportista reúnes una serie de condiciones que te hacen más fácil adaptarte a cualquier actividad deportiva, pero también lo es que cuando empecé no creía que pudiera darle a la bola nunca. Calcular distancias, elegir el palo, el swing… Menos mal que poco a poco fui progresando”.
Le costó entrar en barrena, pero cuando lo hizo supo que había encontrado una afición con la que compaginar el judo, su gran pasión: “Me dijeron muchos: ten cuidado que el golf engancha. Y es cierto. En el momento que comienzas a impactar a la bola y vas sabiendo en qué situación utilizar cada palo se hace muy adictivo. Además, cuando ya vas viendo la trayectoria que debe seguir la pelota y ves la bola subir es una sensación increíble”.
Y eso que por “cuestiones profesionales y familiares” apenas pudo coger los palos en 2015 –su hija pequeña y el trabajo en el Comité Olímpico Español le llevan colapsando semana tras semana la agenda-. Sin embargo, dio a conocer su particular reto de cara a este curso: reengancharse en el golf, aunque para ello deba visitar los greenes a horas intempestivas. “Para este 2016 me he propuesto dedicarle algo más de tiempo al golf para poder tener la oportunidad de bajar el hándicap. Si para ello tengo que estar en el campo a las 7 de la mañana lo haré de buen grado”, afirmó la alicantina.
La vicepresidenta primera del COE ha hallado en el golf una gran simbiosis con el judo, pues son dos deportes que, analizándolos desde cerca, cuentan con bastantes semejanzas: “Tanto el judo como el golf son dos disciplinas con un gran arraigo entre la población, además de muy divertidas. Al comienzo pensaba que no, que el golf era aburrido porque lo veía como más tranquilo, más pausado. Luego me di cuenta de estaba equivocada, que conlleva una gran preparación, sobre todo mental, porque tienes que estar pendiente de ver dónde puedes dejar la bola para el próximo golpe, la distancia a la que tienes que tirar… Tiene su estrategia. Al igual que en el judo, cuando estudias a un rival, aquí debes trabajar el campo y conocer todos sus pormenores”.
Ahora bien, la judoca también quiso enfatizar en la que, para ella, resulta la gran diferencia entre las dos disciplinas: “Al contrario que el judo, donde físicamente tienes que estar muy fuerte para practicarlo incluso a nivel de aficionado, el golf lo puedes jugar sea cual sea tu estado físico. No hay más que ver el campo, donde podemos encontrar a gente joven, niños, personas mayores. En este aspecto el golf es único”. Una diferencia en la que nuestro deporte sale completamente reforzado, más aún cuando comienzan a eliminarse los estigmas del elitismo que tanto le han perseguido: “¿Elitista? Puedes echar un ojo al campo y ver cómo hay gente de todo tipo, igual que en cualquier otro deporte”.
Esperemos que Río ayude a difundir y a eliminar prejuicios sobre el golf no solo en nuestro país, sino a nivel global.