Todo quedó finalmente en un susto. Hace un par de días el mundo del golf se consternó al conocer la noticia de que el norteamericano John Daly había sido trasladado en ambulancia tras sufrir un desvanecimiento en un campo de golf. El deportista de 49 se encontraba en la recta final de un torneo en el Deerfield Golf Club de Jackson (Mississippi) cuando, en palabras de su amigo Billy Allen, cayó desplomado al suelo.
El que fuera ganador de dos grandes fue llevado inmediatamente al hospital para someterse a diferentes pruebas y conocer el alcance de la lesión. Desde ese momento, los rumores empezaron a circular. Que si había sufrido un golpe de calor, que si estaba deshidratado –de ahí que tuviera dificultades para respirar-, que si sufría del corazón…
Al final resultó ser un neumotórax, provocado por una pequeña lesión en uno de sus pulmones. Oxígeno y reposo fue la medicación recibida por Daly en sus horas de internamiento. Wild Thing se recuperó tan pronto de su dolencia que el domingo estaba de nuevo sobre el campo de golf. Charlando, fumando… Como si nada de lo ocurrido hacía 24 horas hubiese sucedido.
Y todo parece que se inició con una lesión en la mano después de cambiarle una rueda al carrito de golf de su hijo. ¿Una dolencia en la mano puede llevar a un neumotórax? Parece que sí. La fractura en su mano le llevó a cambiar el swing, y éste parece que ha sido el detonante del susto de hace unas pocas horas.
“Después de mi lesión en la mano tuve que cambiar mi forma de jugar para conseguir un mejor agarre del palo. Ese movimiento es, según los médicos, lo que puede haber provocado el colapso pulmonar”, reconocía el propio Daly a la agencia de noticias Associated Press. Y es que se necesita algo más que una fisura en un órgano vital para derrotar al estadounidense.
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