¿Imaginan a John Daly siendo el capitán del equipo estadounidense en la Ryder Cup? Y puestos a seguir fantaseando, ¿creen que le dejarían al californiano la tarea de encargarse del diseño de los uniformes para tal ocasión? Puede parecer una broma, pero el golfista de 49 años no descarta en absoluto esta posibilidad.
El pasado fin de semana, aprovechando su participación en el Paul Lawrie Match Play que se disputó en Aberdeen (Escocia) –y donde el americano fue eliminado en primera ronda por el cacereño Jorge Campillo– Wild Thing charló con los periodistas acerca de sus ganas por ostentar algún día la capitanía del equipo norteamericano en la Ryder, algo que vería con muy buenos ojos.
“Espero algún día ser capitán, creo que sería entretenido”, reconoció el californiano. “No sé si encajaría en el molde ni si haría todo lo que la PGA querría, pero sé que el equipo sufriría un profundo cambio si yo estuviera al mando. Lo pasaríamos de maravilla. Les diría a los chicos que si no quieren llevar corbata, que no la lleven. Que se diviertan. La Ryder Cup se supone que debe ser algo divertido”.
Este concepto de diversión ha sido deficiente a lo largo de la historia en el equipo norteamericano, de acuerdo con las palabras de Daly. El golfista reconoce que este ha sido uno de los grandes problemas que habría que solucionar para convertir de nuevos a los Estados Unidos en el rival a batir. “Creo que cuando un equipo llega con tanto favoritismo a una cita como ésta al final se siente tenso. Nos ponemos demasiada presión sobre nosotros mismos. Sólo hay que jugar al golf. Es genial competir por tu país, pero no hay que olvidarse de que sigue siendo un juego”.
“Conozco lo que sucede de puertas para adentro y tengo la sensación de que los chicos europeos se llevan mejor. Cuando veo por televisión la Ryder parece que los nuestros no estén teniendo su mejor momento. En los últimos años Estados Unidos carece de la química de equipo que posee Europa”, concluyó el deportista.
Y quién mejor para cohesionar a todo un grupo que el rey de la diversión. Realmente, si lo piensan bien, no podría ir peor que en las últimas ediciones. Además, las ruedas de prensa serían un aliciente añadido. Eso sí que sería un espectáculo.