Esta iba a ser una semana importante del calendario de José María Olazábal, la semana del Masters de Augusta; pero la pandemia mundial que asola el planeta ha provocado el aplazamiento de este primer Major de temporada, y de casi todos los eventos de golf importantes de este año.
Gracias a las charlas organizadas por la PGA de España durante estas duras semanas de confinamiento, el maestro vasco, dos veces ganador de una Chaqueta Verde, ha podido charlar casi dos horas de tertulia con un centenar de asociados de la PGA. Con ellos ha compartido experiencias, vivencias, anécdotas, planes de entrenamiento, calendario de un futuro incierto y, sobre todo, cómo está viviendo este confinamiento sanitario obligado debido al coronavirus.
“Con todo lo que está pasando estos días, hay que dar gracias a que la familia está bien, todos estamos bien. Y quizá lo peor es que cuando ya estabas pensando en que te quedaban unos días para que acabara la pesadilla, ahora son 15 días más. Pero hay que tener paciencia. De momento, no estoy entrenando nada, sólo haciendo algo de entrenamiento físico. Y gracias a la medicación, sin casi dolores”, dijo Olazábal.
Días duros para el golf, para toda la sociedad y para el mundo en general. El Tour Europeo envió una carta a los profesionales explicando que las consecuencias de este coronavirus se reflejarán también en 2021.
“En abril comenzaba también la parte fuerte del calendario del Champions Tour, y no se sabe aún cuándo, o si se va a reanudar. La Ryder Cup también está en el aire. Nadie sabe lo que va a pasar. No hay torneos computables suficientes, muchos jugadores comenzaban ahora su planificación fuerte del año que no llegarán a clasificarse por falta de competición. Todo se ha trastocado y lo peor es que no sabemos qué va a pasar o cuándo va a pasar”, comenta Olazábal, que recuerda que antiguamente el Circuito en Europa comenzaba en abril y se descansaba hasta 3 meses.
“Hace más de 20 años, el calendario para Europa comenzaba en abril, con el Masters de Augusta y solía acabar a finales de octubre, con el Volvo Masters. Algunos teníamos la fortuna de poder ir a jugar a Japón. Pero normalmente, desde mediados de noviembre, ya no había competición. Yo recuerdo, volver de uno de esos viajes y dejar la bolsa en casa. Normalmente ni en diciembre ni enero cogía un palo. Y a mediados de febrero, cuando volví a entrenar, cogí la bolsa y me encontré dos plátanos que se habían secado completamente y solo quedaba la cáscara seca”, comenta el dos veces Maestro en Augusta.
Olazábal respondió encantando a todas las preguntas, consultas, consejos y nos regaló momentos impagables sobre sus vivencias y anécdotas. Cómo cuando le temblaban las manos cuando clavó el bola en el Tee del 1 de Augusta en la ronda final de 1994 (su primera Chaqueta Verde), “Se me quedaba la mano pegada al tee; y mira que la calle del 1 es ancha pero temía fallar, hasta que no acabé el hoyo no logré tranquilizarme; aunque los nervios volvieron al 15 cuando veía tan cerca la victoria”.
O cuando no pudo evitar llorar en el green del 18 en Maspalomas en 1997, cuando ganaba el Turespaña Masters tras casi dos años sin poder moverse debido a su enfermedad. “Fue una época muy mala en mi vida. Comencé a recuperarme muy lentamente y planeaba mi temporada semana a semana. No se me dio mal el torneo, y llegaba al último día con un par de golpes de ventaja. En el último hoyo di un gran segundo golpe y llegué a green. Tenía un putt corto para acabar y ganar el torneo y es verdad que me puse a llorar. Cuando me tocó patear, tuve que secarme las lágrimas, tranquilizarme y acabar el torneo”, recuerda.
José María Olazábal tuvo palabras de ánimo para todos los profesionales y para los más pequeños que pasan con sus familias estas semanas de confinamiento; y animó a todos a seguir trabajando y entrenando por y para el golf. A aprender de esta experiencia negativa y cambiarla en positivo, “porque de todo se sale”. Y a seguir amando a este deporte como él lo ama: “Las experiencias vitales que he vivido con el golf no tienen precio”.