La pregunta es bien sencilla ¿pondrían ustedes sus partes nobles en manos de un jugador por unos cuantos «likes» aunque éste fuera uno de los mejores amateurs del mundo? La respuesta parece clara, sin embargo hay quién sin pensárselo se ha puesto delante del australiano Karl Vilips y de su madera. Las imágenes lo dicen todo, ya que faltó muy poco, quizás le salvara ese pequeño saltito, para la tragedia.
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@_sebastian_moss_ couldn’t help but flinch? would you trust me to do this with you?