La flexibilidad es la capacidad de extensión máxima en una articulación determinada. La máxima flexibilidad se desarrolla entre los dos o tres años de edad. La elasticidad es la capacidad del músculo de recuperar su posición inicial, una vez modificada ésta. Por ejemplo, una niña que realiza una apertura de piernas de 180º es flexible. Una gimnasta que realiza una carpa es flexible y elástica, de aquí la importancia de la flexibilidad, elasticidad y fuerza.
Son muchos los métodos de trabajo de la flexibilidad, y muy variadas las clasificaciones por los numerosos autores. Según Metdeyev, la clasificación en función del grado de flexibilidad y sus requerimientos es:
Un golfista requiere un importante trabajo de flexibilidad que tendrá como objetivo la prevención de las lesiones mas comunes (en articulaciones como el codo, el hombro, o columna vertebral dado el movimiento en rotación de las vertebras). La cuestión es descubrir si un trabajo específico de la flexibilidad en los golfistas podría originar una disminución de las lesiones más comunes en este deporte.
Un golfista necesita entrenar la flexibilidad en los ejes de rotación del movimiento para el swing, acompañado de una gran potencia y flexibilidad muscular. (F. DE TRABAJO).
El golfista a su vez, necesita un entrenamiento específico de la flexibilidad, así como de la potencia, fuerza explosiva, y coordinación de todas ellas. (F.MAXIMAL).
El método para determinar la cantidad de flexibilidad y desarrollo de la misma requerido para cada persona va en función de su actividad diaria, ejercicio físico indicado para la mejora y el rendimiento.
Se debe de realizar una valoración inicial que determine la movilidad articular y rango de movimiento de cada una de ellas para poder diseñar el entrenamiento adaptado a cada persona, como base tanto para la correcta ejecución del gesto deportivo, como para la actividad cotidiana diaria.
Hay estudios realizados (Wilmore, 1978) que señalan un aumento de la flexibilidad con el entrenamiento de la fuerza en las siguientes condiciones:
En ambos sexos se han observado incrementos de entre un 6-8 % en test de flexibilidad, tras un programa de entrenamiento de fuerza de 10 semanas (que se describirá). Dicha mejora reduce el riesgo de lesiones, y mejora la condición física de la persona.
El hecho de llegar al máximo ángulo de extensión o flexión de una articulación, soportando una carga externa o bien sujetando nuestro propio peso ante la fuerza de la gravedad, origina un aumento de la fuerza muscular así como la mejora de la flexibilidad en dicha articulación.
Al ser este un trabajo de fuerza el músculo consigue elasticidad muscular, responsable ésta de la velocidad, el ritmo, la potencia y la precisión para la ejecución del movimiento.
Los objetivos de este entrenamiento son:
La metodología de esta técnica se basa en entrenar al músculo, con autocargas, es decir, soportando la aceleración de la gravedad, contra nuestro propio cuerpo. No olvidar que fuerza es masa por aceleración. En algunos de los ejercicios la contracción es de tipo excéntrico, es decir el músculo se contrae a la vez que existe un distanciamiento de los segmentos, con lo que el músculo se estira. Con ello se consigue un trabajo de mejora de la fuerza, flexibilidad al mismo tiempo.
Al desarrollarse una contracción de este tipo se está estirando el sistema músculo tendinoso originando una fuerza elástica pasiva suplementaria, que activa el reflejo miotático, incrementando la inervación (Schmidtbleicher,1985).
EJERCICIOS RECOMENDADOS:
Emma Segovia Leza es licenciada por el INEF, Master en Fitness y Preparadora Física de la Federación de Golf de la Comunidad Valenciana