El golfista estadounidense Scott Stallings ha sido suspendido tres meses del circuito profesional por violar la política antidopaje del PGA Tour. El deportista nacido en Worcester (Massachussets) se convierte, de esta manera, en el tercer jugador en ser sancionado por dopaje en los siete años que lleva vigente la nueva normativa.
Fue el propio golfista el que puso su tarjeta a disposición del circuito norteamericano al enterarse de que uno de los suplementos que estaba tomando para combatir la fatiga crónica se encontraba en la lista de sustancias prohibidas. “Me arrepiento de mi error. Debería de haberme informado con certeza de lo que estaba en la lista de sustancias no permitidas”, afirmó Stallings en un comunicado. “Asumo la responsabilidad y aceptaré la sanción que me imponga el PGA Tour”.
Esta suspensión significa que el jugador número 154 del mundo en la actualidad se pierde lo que resta de temporada. Stallings, de 30 años, no podrá regresar a los circuitos profesionales hasta el próximo 7 de octubre, la semana en la que dará comienzo la Presidents Cup -este año se disputa en Corea del Sur- que tendrá lugar siete días antes de que arranque el curso 2015/2016 con el Frys.com Open de fondo.
Stallings se convierte así en el primer campeón del PGA Tour en ser suspendido –cuenta con tres títulos: el Greenbrier Classic de 2011, el True South Classic de 2012 y el Farmers Insurance Open de 2014– y el primero también en mostrar su arrepentimiento públicamente, un hecho que ha sido tenido en cuenta a la hora de aplicar la pena.
Los otros dos casos a los que ha tenido que hacer frente el organismo norteamericano son los de Doug Barron y Bhavik Patel. El primero fue suspendido durante un año en 2009 por tomar una sustancia para hacer frente a la baja testosterona aunque, tras recurrir, fue absuelto y se le concedió una autorización de uso terapéutico para el año 2010. Patel, por su parte, fue suspendido en enero de este año del Web.com por tomar una sustancia prohibida, ante lo que el golfista afirmó que simplemente se trató de un “desliz”.
El PGA se ha puesto duro -y más ahora- con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina y la mirada amenazante del COI que vigila cada uno de sus movimientos en materia de antidopaje.