Conforme nos vamos acercando a la cita de Pittsburgh, vamos conociendo con exactitud las condiciones climatológicas a las que tendrán que hacer frente los golfistas durante los cuatro días de competición. Y, siendo sinceros, va a haber grupos –sobre todo en las dos primeras jornadas- que tengan cierta ventaja sobre sus rivales. La razón es que tanto el jueves por la tarde como el viernes por la mañana Oakmont soportará algunas lluvias y tormentas eléctricas, según hemos podido conocer a través de los pronósticos de weather.com.
De hecho, el mismo miércoles por la tarde –como si alguien desde arriba estuviera esperando a que todo echara a andar- dará comienzo el mal tiempo sobre la hierba del complejo estadounidense, lo que repercutirá enormemente en el juego. Y es que si ya de por sí el rough está impracticable –que se lo digan si no al bueno de Justin Thomas-, añadirle más humedad no le beneficiará lo más mínimo, pudiendo ser testigos de auténticos descalabros por parte de algunos jugadores. Eso sí, mientras que el agua perjudicará enormemente al rough, un poco de lluvia no le vendrá mal a los greenes, pues con toda probabilidad ayudará a suavizarlos.
El viento no será un problema en esta ocasión para los golfistas, que soportarán rachas de 12 a 19 kilómetros por hora. Es de agradecer, porque si a lo que ya tienen hay que sumarle el viento… apaga y vámonos. Con todo lo dicho y si el tiempo se mantiene fiel a la previsión, los que tengan la salida el jueves por la mañana y el viernes por la tarde tienen un punto a favor, porque huirán de las franjas en que las condiciones serán más adversas. Es el caso de los españoles Jon Rahm y Rafa Cabrera-Bello, que saltarán a la hierba a las 7:40 y 8:02 de la mañana del jueves (13:40 y 14:02 hora española), respectivamente, y a las 13:25 y 13:47 del viernes por la tarde (19:25 y 19:47).
Estaremos atentos por ver si Sergio García, que comparte turno a las 13:36 del jueves (19:36 en España) y 7:51 del viernes (13:51 en la península) junto a Matsuyama y Dustin Johnson, puede esquivar las tormentas eléctricas del primer día de competición, pues sería una pequeña ventaja no ver retrasados sus partidos ya desde el inicio.
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