El día de sosiego y relax que pretendían tomarse los visitantes del Spyglass Hill Golf Course de Pebble Beach durante el sábado de la semana pasada quedó en agua de borrajas. Y no porque hiciera mal tiempo o porque la hierba estuviese en mal estado. Nada de eso. El problema vino cuando los jugadores llegaron al green del hoyo 11.
Allí estaban ellos. Dos ciervos salvajes adultos ponían frente a frente sus cornamentas y amenazaban con perturbar la tranquilidad de una soleada mañana de golf. Normalmente se puede divisar a estos animales por los alrededores pastando la mar de contentos, pero en esta ocasión no parecían muy felices. Estaban arreglando cuentas pendientes.
Al menos podían haber tenido el detalle de desplazarse unos cuantos metros, ya que su lucha encarnizada provocó desperfectos sobre la cuidada moqueta del complejo estadounidense y en algunos de los bunker, donde dejaron vestigios de su paso en forma de pisadas.